Todos estamos heridos y necesitamos sanación.  Podemos identificarnos con los enfermos del evangelio: somos ciegos que nos negamos a ver; cojos; tullidos o paralíticos que no podemos caminar hacia ningún lado; estamos sangrantes, leprosos o impuros y nos sentimos despreciados y rechazados por todos.  

A mí, a tí, a todos los que nos sentimos enfermos y heridos en este momento, el Señor nos mira con amor y nos pregunta con fuerza:  "¿Qué quieres que haga por ti?"  Y permanece esperando nuestra respuesta.

Presentémonos ante el Señor para que El nos imponga las manos y nos sane.  Descubramos la fuerza del poder sanador de la palabra cuando nos confiamos a su gracia.

Este Pequeño Libro nos invita a meditar los milagros de sanción realizados por Jesús y a contemplarlos a la luz de nuestras propias vidas.  A recordar y a mirar nuestra historia, a abrazar cada una de las heridas que nos fue haciendo la vida, y a perdonar a todas las personas que nos dañaron o lastimaron. 

 

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Todos estamos heridos y necesitamos sanación.  Podemos identificarnos con los enfermos del evangelio: somos ciegos que nos negamos a ver; cojos; tullidos o paralíticos que no podemos caminar hacia ningún lado; estamos sangrantes, leprosos o impuros y nos sentimos despreciados y rechazados por todos.  

A mí, a tí, a todos los que nos sentimos enfermos y heridos en este momento, el Señor nos mira con amor y nos pregunta con fuerza:  "¿Qué quieres que haga por ti?"  Y permanece esperando nuestra respuesta.

Presentémonos ante el Señor para que El nos imponga las manos y nos sane.  Descubramos la fuerza del poder sanador de la palabra cuando nos confiamos a su gracia.

Este Pequeño Libro nos invita a meditar los milagros de sanción realizados por Jesús y a contemplarlos a la luz de nuestras propias vidas.  A recordar y a mirar nuestra historia, a abrazar cada una de las heridas que nos fue haciendo la vida, y a perdonar a todas las personas que nos dañaron o lastimaron.